Texto escrito por una integrante de la Comisión por la Libertad de Karla y Magda.
Este pasado 12 de marzo del 2024, organizamos una jornada anti carcelaria dentro del marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, a las afueras del Penal de Santa Martha Acatitla en el oriente de la Ciudad de México.
Llegamos por la mañana, una vez más, nos enfrentamos a los muros de concreto, al color gris, al calor y la sequía que caracteriza la zona del penal.
En Santa Martha no hay árboles, ni plantas, ni sombra, ni color; no es coincidencia, estos lugares se construyen desde el diseño y la arquitectura.
Una arquitectura hostil, un diseño que amenaza y castiga físicamente y psicológicamente, a quienes se encuentran dentro y a los familiares que visitan.
La primera vez que, como Comisión por la Libertad de Karla y Magda, nos plantamos frente a esos muros, fue a los pocos días del operativo violento y cruel para desalojar la Okupa Cuba.
Éramos a lo mucho, 10 o 15 mujeres.
De las masas de mujeres, periodistas, raperas, fotógrafas, y demás personalidades que visitaron la Okupa en los meses de la toma, recibimos silencio.
Hasta el momento el silencio sigue por parte de la mayoría, pero la venta de fotografías de ese espacio, eso si sigue.
Ese día de abril del 2022, nos fuimos con el corazón roto y lleno de rabia.
El juez Alfredo Sotelo Lamas de la Ciudad de México, impuso la prisión preventiva a Karla y Magda por el delito fabricado de posesión simple de mariguana.
Era inverosímil, ningún juez que no estuviera coludido con la Fiscalía de la Ciudad de México y con el Gobierno de la Ciudad de México, se hubiera atrevido a dictar prisión preventiva por un delito que, de encontrarte culpable, ni siquiera amerita prisión como castigo.
Y así comenzó el largo camino por la libertad de Karla y Magda.
La segunda vez que regresamos a Santa Martha fue a casi un año de la detención.
Esa ocasión, se organizó una serie de jornadas anti carcelarias para recibirlas.
La espera se alargó, por una semana, tuvimos que acudir diario al penal y presionar a las autoridades para que nos entregaran a nuestras hermanas.
La rabia y la fuerza valieron la pena. Karla y Magda salieron en libertad condicional el 24 de febrero del 2023.
Ahí frente a los muros, quemaron su ropa beige y, prometieron a sus compañeras de prisión regresar, ahora desde la libertad. Gritar por ellas como nosotras habíamos gritado por ellas.
Habría mucho que decir y describir de esa semana, así como los 10 meses de continua protesta para lograr que ese día de libertad se hiciera realidad.
Lo que hoy pienso, es que en febrero del 2023 ya no éramos un pequeño grupo de mujeres, ahora, formamos parte de una hermosa red de colectivos/as anticarcelarios.
Habíamos caminado con otros grupos de acompañamiento de presos y presas políticas: Kenia Hernández, los presos de Eloxochitlán, Yorch Esquivel, Miguel Peralta. No estamos solas.
Ese año, también nos bastó para realmente comprender que las cárceles están llenas de mujeres como Karla y Magda.
Mujeres víctimas del Estado mexicano, torturadas en su detención y obligadas a aceptar cargos y pruebas bajo tortura.
Mujeres a las que se les fabrican delitos, mujeres que son castigadas por delitos que cometieron sus parejas sentimentales, hombres en su mayoría.
Mujeres abandonadas por el sistema, mujeres pobres, mujeres morenas de ojos café.
Mujeres acusadas de delitos y cargos ridículos para así justificar su guerra.
Gobierno tras gobierno se incrementa el gasto público en "seguridad", más cámaras, más cárceles, más policías, y más militares.... y ¿cómo es que mientras más se invierte en "seguridad", hay más mujeres asesinadas?
Y bueno, más de un año transcurrió desde que Karla y Magda fueron liberadas para que la acción del día de ayer se pudiera realizar.
Por un año, Karla y Magda tuvieron que seguir luchando por mantenerse libres.
A los pocos días de ser liberadas, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y su titular Rosario Piedra, abrió cargos en su contra, ahora acusándolas por la toma del edificio.
Así es, por muy inverosímil que suene, la institución a cargo de la defensa de Derechos Humanos a nivel nacional, fue la que por un año, mantuvo a Karla y Magda en audiencias sin sustento legal, simplemente por ejercer su derecho a protestar.
Esta vez, la verdad estuvo de nuestro lado, y no fue gracias a la CNDH sino a un juez federal que el pasado 16 de febrero dicto el auto de no vinculación a proceso.
Después de un año de protestas, mítines y cartas dirigidas a Rosario Piedra, que en todo momento se negó a escucharnos, logramos una vez más, arrancar la libertad.
Y, por cierto, ahora que la reforma judicial está muy de moda, deberían preguntarse por qué la reforma de Obrador no pone en debate el actuar de los jueces locales.
¿Será acaso porque son esos jueces son los que siempre trabajan a favor de los intereses de las fiscalías, políticos y empresarios?
Así es como regresamos al inicio de esta pequeña historia, después de 2 años desde que Karla y Magda fueron detenidas arbitrariamente y torturadas por policías de la Ciudad de México, pudimos regresar a las afueras del penal de Santa Martha, ahora con ellas dos libres y nosotras a su lado.
Gracias al apoyo solidario de colectivos, colectivas, y personas solidarias pudimos compartir con las familias que estaban en visita, algunos productos de higiene básica: toallas sanitarias, papel de baño, pasta dental, y otros productos sumamente caros dentro del penal como aceite, y detergente.
Compañeros y compañeras asistieron a cantar, rapear, hacer malabares, leer cartas escritas por otros compañeros y compañeras presxs; compañerxs de la Okupa Che leyeron una carta de Yorch quien es también preso político de la Ciudad de México; también leímos una carta de Francisco Durán, preso político de Eloxochitlán de Flores Magón; una carta de Kenia Hernández.
También acudieron compañerxs que difunden el trabajo del taller de escritura de mujeres dentro del Penal de Santa Martha llamado “Turquesa” para leer fragmentos de la gaceta que se publica cada tres o cuatro meses.
La jornada no hubiera sido posible sin la solidaridad de muchas personas que por dos años han formado parte de esta historia de resistencia y lucha.
Se realizó un performance en el cual Magda y su hermana participaron, las dos vuelven a compartir escenario como lo hacían antes de que Magda fuera encarcelada.
Ambas realizan estos actos como forma de protesta y para acompañar a familiares de víctimas en las periferias del Estado de México.
Las familias agradecían el pequeño apoyo que podíamos compartir, algunas personas agarraron el micrófono y temerosamente, mandaban saludos y mensajes de amor, “te amamos chiquita” “echale ganas” “te quiero hija”, eran mensajes que gritaban entre lágrimas.
Otras personas se atrevieron a contar las historias de injusticia que mantenían en prisión a sus familiares, con rabia y tristeza pedían justicia.
Hablar en público de los casos, podría significar que la condición de las mujeres presas se vuelva aún más difícil, a merced de policías y jueces hay poco espacio para actuar.
¿Cómo hacer frente a todo el aparato represo del Estado?
Así muchas familias se resignan a la prisión, a visitar a las mujeres que resisten ahí dentro, si bien va, una vez a la semana; otras familias tienen que decidir entre visitar y mandar dinero.
Quien crea que la cárcel es sinónimo de justicia está equivocado, al Estado nunca le han interesado las víctimas, la cárcel es un negocio por completo, todo cuesta, todo se cobra.
Y así como todo se privatiza en México, como el agua, los ríos, la selva, las playas y bosques, así también las cárceles están en procesos de privatización. Las mujeres ahí dentro se vuelven símbolos de pesos para empresarios y políticos.
La jornada transcurre, todxs estamxs cansadxs por el calor y el sol que no ceden descanso, pero de repente vemos manos que sostienen pañuelos y pedazos de tela se asoman desde los pequeños círculos que hay en los muros de la prisión.
Las manos agitan los pañuelos cuando gritamos consignas, cuando las familias dirigen mensajes, alcanzamos a escuchar algunos gritos y mensajes.
Por un pequeño momento, podemos acompañar a esas manos que se asoman detrás de los muros.
Nos piden canciones, banda, cumbias, rock, bailamos afuera, esperamos que las mujeres de “adentro” también puedan bailar.
Vemos a Karla y Magda sonreír, reírse y llorar, ninguna podrá comprender lo que es para ellas estar ahora de este lado, lo que fue estar de aquel lado, lo que significa llevar con ellas las historias de mujeres con las que compartieron la cruda realidad de la prisión.
Agarran el micrófono y el megáfono, también mandan mensajes de fuerza y cariño. Prometen seguir luchando también por ellas.
Nos vamos felices, cansadas, agotadas, tristes, las emociones son demasiado contrastantes; pero, creo que todas coincidimos en algo: estamos vivas, estamos libres.
Por pequeños momentos en donde bailamos frente a esos muros de concreto, somos mujeres libres, conscientes, resistentes y en pie de lucha.
Son dos años, frente a la lucha de otros compañeros presos y presas por décadas, son cortos. Pero son dos años que han transformado nuestras vidas y nuestro actuar político.
Este pequeño escrito es un mensaje de amor y cariño para todas quienes han formado parte de esta pequeña resistencia, y para quienes puedan llegar a leerlo, una invitación a la acción y a la reflexión.
¿Para quiénes sirven las cárceles? ¿Qué es justicia? ¿Quiénes pagan la guerra contra las drogas? ¿Para qué nos sirve desbordar las calles un 8m si no podemos como movimiento concretar demandas serias a las candidatas que hoy aspiran a la presidencia? ¿Por qué dejamos a tantas mujeres fuera de esas luchas? ¿Hasta cuándo diremos basta a este sistema y al Estado que nos quiere muertas o presas?
Para mis compañeras de la Comisión, las que están y las que han caminado hacia otros caminos, solo puede expresarles mi respeto, agradecimiento y admiración.
Porque sí, un puñado de mujeres, le hizo frente al Estado, porque cuando nos dijeron que era imposible, soñamos y luchamos por la libertad, y sí por pequeños momentos la hemos logrado arrancar.
A Karla y Magda, gracias por dejarnos ser parte de su lucha, por la confianza en su momento más vulnerable, gracias, no se rindan, nos han demostrado que la libertad existe aún en los lugares más oscuros; gracias por gritar y alzar la voz aún dentro de esos muros.
Al Estado, le decimos, que en donde haya mujeres que soñamos con la libertad, encontraran nuestra resistencia.
Aclaración: este es un pequeño escrito por una integrante de la Comisión por la Libertad de Karla y Magda que no refleja la totalidad de sentimientos y pensares colectivos e individuales de la Comisión y de todas las integrantes de la misma, tampoco de Karla y Magda, esperamos pronto también se animen a compartir sus reflexiones personales.
Comments