La lucha por el derecho a la electricidad, la imposición de gasoductos y la militarización del territorio.
El Progreso, Pijijiapan
La Caravana El Sur Resiste partió del Ejido La Gloria, en donde el Consejo Autónomo Regional de la Costa de Chiapas realiza diversas actividades relacionadas al aprendizaje y compartición de saberes sobre agroecología y eco-técnicas; de ahí nos trasladamos al ejido El Progreso en donde se realizó una marcha y mitin político.
Ahí se escuchó la palabra del Consejo Autónomo, el cual compartió su experiencia de 30 años en lucha, la cual se ha concentrado, pero no reducido a denunciar y resistir las altas tarifas eléctricas de la Comisión Federal de Electricidad- El Consejo exige que se aplique el reconocimiento constitucional de la energía eléctrica como un derecho humano, por lo cual debe ser garantizado por el Estado mexicano.
“¿Por qué tenemos que elegir entre comer, entre la ropa, y pagar un recibo de 1500 pesos o 3000 pesos? Somos campesinos, obreros, pescadores; no tenemos para pagar estas cuotas. Exigimos que, así como hay empresas de energía en Chiapas, que tengamos derecho a tener luz.”
(Integrante del Consejo Autónomo Regional de la Costa de Chiapas)
Miembros del Consejo Autónomo también enfatizaron que, también se organiza en contra con otras problemáticas como lo es la imposición de proyectos que promueven un supuesto desarrollo pero que, en cambio, solo traen afectaciones ambientales y económicas para sus habitantes; la violencia en contra de la mujer y la falta de respeto a los derechos de las comunidades fueron también problemáticas mencionadas en el mitin.
Una mujer relató cómo el gobierno promete carreteras, hospitales y escuelas a cambio de permitir que se lleven a cabo proyectos mineros; pero las comunidades han resistido y se han organizado para evitar que las minas lleguen a esta región. Dentro de las funciones del Consejo Autónomo se encuentra la concientización en las comunidades para alertar sobre las promesas vacías del gobierno a cambio de aceptar proyectos de toda índole.
Se habla también de la intención del gobierno y de las empresas de adueñarse de todo,
del agua, de los recursos, de la alimentación, de la selva y hasta de los hijos e hijas de la comunidad, ante esto, la comunidad menciona seguir en pie de lucha y resistir este robo, mentira e imposición en su territorio.
“Se trata del despojo de todo… se quieren apoderar de nuestras decisiones, de nuestros recursos, se están apoderando de la familia, del agua, del aire. Todo lo que necesitamos para vivir, quieren tener el control. En partes en donde no hay organización lo han logrado, en otros lados como aquí, hemos logrado resistir.”
(Integrante del Consejo Autónomo Regional de la Costa de Chiapas).
Tonalá, Chiapas
Después de visitar la comunidad de El Progreso, la Caravana El Sur Resiste avanzó hacia la ciudad de Tonalá, Chiapas en donde se llevó a cabo otro mitin político organizado por el Comité de Resistencia Civil Tonalteco frente al Ayuntamiento de la ciudad.
Ahí se habló sobre los megaproyectos llamados “Corredor Transístmico” y el proyecto denominado “Tren Maya”; la voz de los integrantes de varias comunidades del Istmo de Oaxaca, de Veracruz, de la comunidad Otomí residente de la Ciudad de México y del Pueblo de Santiago Mexquititlán, fue de rechazo a estos dos proyectos por imponer una política de explotación y violaciones a los derechos de los Pueblos Originarios.
Se mencionó cómo estos dos proyectos son en sí un proyecto de exterminio del Sureste mexicano, ya que arrastran consigo muchos otros proyectos que beneficiarán a industrias extranjeras y no a las comunidades locales como se ha argumentado incluyendo proyectos de la industria turística, inmobiliaria, energéticos, mineros, textiles, maquileros, agroindustriales, piscícolas, entre otros.
Para ejemplificar esta situación, se mencionó la intención del Gobierno Federal de construir una red de gasoductos que conectaran a Guatemala con la Región del Istmo y la costa de Chiapas (incluyendo la ciudad de Tonalá).
El gasoducto mencionado por los integrantes de la Caravana El Sur Resiste no es el único planificado para la región, en diversas reuniones de empresas energéticas y petroleras, desde el sexenio pasado, y hasta la fecha, se ha comunicado por los Gobiernos Federales, y el sector privado, la intensión de conectar los gasoductos – a la par de conectarlos con el Proyecto Tren Maya y el Corredor Transístmico- de las siguientes regionales:
· DUCTO TEXAS-TUXPAN-, VERACRUZ, - DOS BOCAS, TABASCO, con una longitud de 700 km y una inversión de 5000 millones de dólares
· DUCTO: CACTUS, OAXACA-DOS BOCAS, TABASCO, con una Longitud de 60km y una inversión de mil millones de dólares
Las mismas declaraciones del sector privado al respecto de esta macro-red de gasoductos, habla del plan de otorgar dichos proyectos a la inversión privada, lo cual refuerza los argumentos de las comunidades dentro de la Caravana El Sur Resiste que hablan de estos proyectos como iniciativas al beneficio de megaempresas extranjeras y del capital privado.
Militarización y migración
Como se ha hablado en diversas investigaciones y tal como las comunidades han mencionado, los efectos negativos de los proyectos de muerte Tren Maya y Corredor Transístmico se extienden más allá de la destrucción ambiental, además se habla del incremento de presencia militar, de la Guardia Nacional y de otros cuerpos policiales, paramilitares y del narcotráfico; y por ende, el incremento de la violencia en contra de las personas que habitan estas regiones.
En Chiapas, por ejemplo, se ha aumentado la presencia de campos militares y de la Guardia Nacional, muchos de estos cuarteles han sido posicionados en proximidad a comunidades base zapatistas.
Uno de los objetivos del Tren Maya y del Corredor Transístmico es crear mega zonas industriales en toda la región del Sureste, que además de convertir a los Pobladores Originales en mano barata para diversas industrias; se convierta en una zona de contención para migrantes de todo el mundo que comienzan su tránsito hacia lo Estados Unidos a través de Chiapas, Yucatán y otras rutas.
Los impactos de esta política ya se perciben de manera tangible en la zona de Chiapas y en la zona que sigue la Caravana del Sur Resiste.
Tan sólo en nuestro trayecto de Tonalá, Chiapas a Puente Madera, Oaxaca, pasamos más de 9 retenes con personal del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional, Policía Estatal, y del Instituto Nacional de Migración, quienes detuvieron a los distintos transportes de las Caravana en al menos 7 ocasiones, fotografiaron a los automóviles, y en dos ocasiones subieron a los camiones fotografiando también a los y las participantes.
En el retén que marca la división entre Chiapas y Oaxaca, además de ser fotografiados por los cuerpos oficiales de represión del Estado mexicano, fuimos fotografiados por personas vestidas de civil, que se transportaban en motos y que siguieron nuestro trayecto los primeros metros después de pasar el retén; desconocemos la naturaleza y propósito de estas personas, pero advertimos con la más alta caución su presencia cercana a los elementos militares.
Durante todo el trayecto, pudimos observar diversos grupos de personas que recorren las largas carreteras a pie, y quienes, al vislumbrar los retenes mencionados, se introducen a la maleza que flanquea los caminos pavimentando, muchas veces, en estos caminos les esperan otros riesgos como la explotación y trata a manos de grupos del crimen organizado en contubernio muchas veces con autoridades locales, el ejército, y otros cuerpos policiales.
En la pequeña parte que pudimos visitar en el estado de Chiapas, los impactos de los megaproyectos Tren Maya y Corredor Transístmico ya se viven en la política de militarización y retención/persecución de personas en tránsito hacia el norte.
Los impactos negativos en materia ambiental y social caminan lento, pero se vislumbra en el futuro cercano, las comunidades hacen un llamado a resistir estos megaproyectos y los diversos proyectos que arrastran consigo; de no resistirlos, la catástrofe ambiental y social se percibe más cercana que nunca.
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