Sin reubicación ni reparación: Comunidad Ikoots devorada por el Corredor Interoceánico
- Observatorio Memoria y Libertad
- 6 ago
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Una franja de escombros de lo que solían ser casas se extiende a pocos metros del mar; zapatos, vidrios rotos, vasos, juguetes y otras pertenencias se encuentran entre los restos de las construcciones que aún resisten la embestida del mar. Techos apenas visibles entre las olas, son los restos de hogares pertenecientes al pueblo indígena Ikoots, que hoy enfrenta una emergencia humanitaria y ambiental derivada de las obras del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT).


La Colonia Cuauhtémoc, parte al municipio de San Mateo del Mar, en la zona del Istmo de Oaxaca, habitada por cerca de 300 personas, ha sido afectada desde la construcción del rompeolas más grande de Latinoamérica, parte del megaproyecto de expansión del puerto de Salina Cruz, impulsado por el Gobierno Federal. Desde entonces, el nivel del mar ha aumentado significativamente, provocando inundaciones constantes que han obligado a muchas familias a abandonar sus hogares.
Debido a la crisis climática y el incremento del nivel del mar a nivel global, la Colonia Cuauhtémoc ya sufría de inundaciones, la construcción del rompeolas agravó la situación.
San Mateo del Mar en el Itsmo se suma a la lista de comunidades en México que serán desplazadas por efectos relacionados a la crisis climática como sucede en la comunidad del El Bosque, Tabasco.
Los habitantes relatan que el agua ha ingresado hasta 200 metros tierra adentro. En días donde la marea sube zonas donde antes se caminaba ahora solo son transitables usando lanchas. La escuela ha sido alcanzada por el agua salada, afectando el derecho de acceso a la educación de niñas y niños.
“Hay necesidades que el gobierno tiene que responder. ¿Por qué la gente todavía está en ese lugar? Porque la gente es pobre, que no tenemos dinero para comprar un terreno. El terreno ahorita cuesta... Hay gente que algunos dicen que no cuesta mucho, pero de 50 mil pesos acá somos pobres, no tenemos dinero para comprar.”
Guadalupe Quintanar, de la colonia Cuauhtémoc.


Obra aprobada sin consulta indígena
En 2021, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), exigió a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el no autorizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para el proyecto de modernización del Puerto petrolero y comercial de Salina Cruz. La organización consideró que la obra afectaría negativamente la vida de las comunidades indígenas del Istmo y que traería graves afectaciones al medio ambiente.
Pese a las advertencias, la MIA fue aceptada en septiembre del 2021 argumentando que la zona marítima ya tenía un deterioro ambiental causado por las propias actividades portuarias; sin embargo, la MIA no consideró impactos en las comunidades aledañas tanto de Salina Cruz como de otras comunidades tal como San Mateo del Mar las cuales nunca fueron consultadas sobre las obras como establece el Convenio 169 de la OIT y la legislación nacional.
Cuatro años después, el ejemplo de San Mateo del Mar demuestra el poco interés que el Gobierno Federal tuvo en considerar las afectaciones en comunidades que viven cerca de la zona costera y que dependen del mar para sobrevivir.
En San Mateo del Mar somos puros pescadores. ¿Por qué no se quiere mover la gente muy retirada del pueblo? Porque no quieren dejar sus lagunas. A eso se dedica la gente acá, los Ikootsm o como dicen igual Mareñas. ¿Por qué le dicen Mareñas? Porque estamos a la orilla del mar, porque somos del mar. Por eso dicen: el mar es más bonito.”
Guadalupe Quintanar, de la colonia Cuauhtémoc.


San Mateo no es la única comunidad afectada, la Sociedad Cooperativa de Producción Salineros de la Costa del Marquez, ha denunciado que el rompeolas causó que el mar se alejara un kilómetro de la comunidad lo cual impide que el agua llegue a las áreas donde se inicia el proceso de producción de sal. El Gobierno Federal prometió obras de mitigación que hasta el día de hoy no se han realizado dejando en alta vulnerabilidad a las familias productoras.
En San Mateo del Mar, las familias de la Colonia Cuauhtémoc tampoco han sido reubicadas a pesar de que llevan tres años exigiendo la construcción de nuevas viviendas ante el avance del mar. En mayo del 2025, la comunidad acordó ser reubicada en el polígono de Cerro Paloma, también dentro de San Mateo del Mar, sin embargo, hasta el día de nuestra visita el 11 de julio del 2025, la comunidad comunicó que desconocen cuándo comenzará la reubicación y cuánto tiempo tardará.
En espera de alguna solución, las familias tienen que seguir viviendo en casas afectadas por las constantes inundaciones y la sal que termina oxidando sus pertenencias. Para quienes han perdido por completo su hogar, no ha quedado otra opción más que buscar refugio con otros familiares dentro del municipio o fuera de él.
“Lo que queremos es una reubicación. Año tras año pedimos esa reubicación. Cada gobierno empezamos a pedir. Pero nunca solucionan la reubicación. Ahora la necesitamos más. ¿Por qué? Porque ya se está acercando el mar. Yo digo que unos otros seis meses, ocho meses, ya empieza a llegar a la iglesia. De ahí la iglesia ya entra en la escuela primaria.”
Guadalupe Quintanar, de la colonia Cuauhtémoc.

La comunidad también teme perder su fuente de sustento principal: la pesca. Por cientos de años, los Ikoots han vivido ligados al mar, comiendo y vendiendo los productos que obtienen de él. De acuerdo con testimonios de la población, las constantes inundaciones y el cambio en la corriente del mar, también ha afectado la pesca de camarones y peces tanto en mar abierto como en la laguna que rodea gran parte de San Mateo.
Los Ikoots acusan que el megaproyecto ha derivado en un proceso de etnocidio: no solo han perdido sus casas, sino su forma de vida ancestral ligada al mar. Exigen reubicación inmediata, reparación del daño y respeto a su territorio.
La colonia de Cuauhtémoc es solo una de las muchas comunidades afectadas ya por el proyecto del Corredor Interoceánico, pese a que este tampoco ha sido finalizado, ni los Polos de Desarrollo que acompañan a este megaproyecto; violencia, despojo, destrucción ambiental, desplazamiento, represión y criminalización son una constante en las comunidades originarias que estorban en la imposición de este proyecto de muerte insignia de la cuarta transformación y de la llamada Primavera Oaxaqueña.

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